Como pasar de las técnicas basadas en la presión a otro tipo de técnicas.
Lo más importante es poder ver al caballo como un compañero, no como un siervo. Cuando se mira desde esta perspectiva, uno puede obtener lo que realmente espera del animal sin que éste se oponga al trabajo. Existe cierta dificultad a la hora de realizar los ejercicios por varios motivos: no ser suficientemente claro a la hora de aplicar las ayudas y, por lo tanto, que el caballo no entienda qué es lo que le estamos pidiendo; que el animal no pueda por problemas físicos, por miedo o, simplemente, porque no lo sabe hacer. Todo esto es muy importante tenerlo en cuenta ya que, muchas veces, los entrenadores piensan que el caballo no quiere hacerlo y, en consecuencia, empiezan a presionarlo más en lugar de utilizar otras técnicas más adecuadas para el caso. Lo mismo ocurre cuando el caballo no está preparado físicamente de modo que cuando uno se da cuenta del problema, puede empezar a hacer las cosas de una manera distinta, entendiendo distinta como una en la que animal no es nuestro siervo y que lo que quiere es complacernos tanto como pueda.
En primer lugar, hay que aprender a leer al caballo correctamente; es la parte más importante para conseguir interpretarlo y que él luego nos entienda. El siguiente paso es comunicarle tus deseos; ello implica conocer y dominar diversos aspectos técnicos, incluyendo el “timing”, que significa que hay que saber el momento exacto en el que hay que actuar para ofrecer la ayuda adecuada y cuándo dejar de aplicarla (de no ser así, el caballo reaccionará en contra de esa presión y el resultado no será el esperado).
Para cambiar de un método basado en la presión a uno cuya filosofía es la comunicación, hay que probarlo y notar la diferencia ya que este último obtiene un resultado mucho más ligero, preciso, claro y positivo. Así pues, gracias a todo esto y con la ayuda de un buen entrenador, el rendimiento y los sentimientos obtenidos hacen que uno quiera mejorar cada vez más.
Tienes que pasar tiempo con los caballos y tener mucha paciencia ya que los resultados no vienen de la noche a la mañana; si persistes, obtendrás los resultados deseados.
2) Como sabe el caballo que hemos cambiado nuestra percepción de el?
Cuando cambias la perspectiva en tu interior y actúas en base a ello, el caballo puede percibir los cambios y, automáticamente, entender lo que le estás pidiendo de una forma nueva e incluso mejor, más efectiva. Dependiendo de dónde te sitúes (delante, al lado, encima…), te percibe de una manera totalmente diferente.
Son animales muy intuitivos con las personas, ellos saben lo que sabes y lo que no acerca de ellos, saben detectar un cambio en tu perspectiva de trabajo y los pensamientos que tienes sobre ellos. Lo perciben en tu energía, en cómo te presentas, cómo haces las cosas… Si los respetas, ellos te respetaran a ti.
Al principio, cuando cambias la manera de comunicarte con ellos, puedes no ser lo suficientemente claro y pueden estar un poco confundidos sobre tus intenciones. Hay que aprender cómo, dónde y cuándo mover tu cuerpo de manera que el caballo pueda entender qué hacer con el suyo. Es necesaria mucha práctica para alcanzar la técnica y las habilidades mentales que permiten a moverte de forma correcta y obtener los resultados deseados.
El caballo, desde que nace, sabe cómo moverse y es capaz de realizar cualquier movimiento complejo y atlético que se le pueda pedir. El reto para las personas es aprender cómo aplicar las ayudas de una forma adecuada procurando no bloquear las ganas ni la capacidad del animal para poder desarrollar los ejercicios.
Cuando el entrenador transmite nociones de autocontrol, autodisciplina y autoaprendizaje al alumno y éste lo aplica con éxito, es la mejor manera de demostrar al discípulo que lo que está aprendiendo es útil y le puede ayudar mucho con el caballo. El animal puede entender las cosas perfectamente pero la confusión le llega de la misma manera que le llegaría a una persona que quiere aprender algo nuevo y, eso, puede pasar en cualquier momento del aprendizaje y del esfuerzo. Si estás intentando realizar un ejercicio que el caballo ya conoce pero lo quieres hacer de una manera nueva y diferente, más fina, debes estar preparado ya que el caballo te desvelará su confusión mediante sus reacciones a pequeños estímulos y los cambios de respuestas hacia ti.
La parte más importante de todo es animarle y transmitirle el deseo de que lo logre ya que cuando se le está corrigiendo de forma repetida, eso hace que disminuya su confianza y su autoestima. Es responsabilidad del jinete presentar las cosas de la mejor manera posible; de eso dependerá que el caballo logre realizar lo encomendado.
Es clave ver cuando el caballo hace un intento y valorarlo; muchas veces uno pequeño es suficiente para intuir que, a pesar de no ser realmente el resultado esperado, lo que el animal trata de hacer va en la dirección correcta. Muchas veces es cuando se lo pones más difícil que la comunicación realmente mejora ya que esta situación requiere el empleo de una técnica más refinada que hace que la comunicación mejore y los ejercicios sean más fluidos. En el momento que entiendas cómo emplear las “microayudas”, cuándo emplearlas y dónde, ellos entenderán perfectamente lo que se les está pidiendo.
Si ya soy un jinete reconocido de que me sirve aplicar otras técnicas?
Si tienes un reconocimiento como jinete de alto nivel, seguro que ya estás haciendo un buen trabajo. Aun así, te puede interesar refinar esas “microayudas” con tal de mejorar la conexión con el caballo, haciendo que te responda de una manera más ligera, precisa y con toda su voluntad.
No es cuestión de cambiar la forma de hacer las cosas, sino de añadir cosas nuevas a lo que ya estás haciendo bien o incluso, obtener una nueva visión de la situación que te pueda ayudar a perfeccionar la técnica y obtener mejores resultados.
Hay una clara tendencia a normalizar ciertos problemas que no deberían existir, como por ejemplo: tirar de la rienda derecha y que el caballo se vaya a la izquierda, que entre en la cuadra galopando, no poder ir de paseo o no poder dar cuerda por mal comportamiento, que no responda a la pierna, tener problemas al subirlo al remolque, al montarlo necesitar varias personas porque el animal no se está quieto, etc. Todo esto muchas veces se regulariza y, en lugar de tratar de rectificarlos, se realizan múltiples inventos complejos para llevar a cabo tareas que, si se presentan bien a los caballos, son realmente simples. En cuanto se es capaz de ver las cosas des del punto de vista del caballo y se tiene la técnica suficiente para hacer una correcta presentación de la situación, todos estos “problemas” dejan de existir.
Como sabré que el caballo me respeta?
Cuando se quiere tener una relación basada en el respeto con los animales o las personas, ésta se va ganando poco a poco con consideración y siendo justos. Si muestras respeto, recibirás respeto y, de ser así, el caballo te lo hará saber en cualquier momento. No es cuestión de someter, es cuestión de entender el punto de vista del otro ser y crear una relación bidireccional que sea correcta para ambos. Una vez que conectas con el caballo, él querrá estar contigo y, en cuanto te escuche, se preparará para lo que le has enseñado: trabajar y aprender mediante la mejor experiencia de respeto que sabe que le vas a dar y que vais a intercambiar y que, a través de la cual, se obtendrán los mejores resultados.
La alternativa a este método sería una manera más brusca de presentar las cosas, donde toman parte el miedo y el castigo. Eso hará que sólo adquieras el control de su cuerpo ya que el caballo habrá cerrado totalmente su mente y no podrás acceder a su inteligencia ni su alma.
Que hay de magia en todo esto?
Realmente esto no es magia ni hay trucos en esta manera de trabajar, es cuestión de aprender cómo, cuándo y dónde actuar. Cuando uno tiene eso claro, las cosas irán por el buen camino. Poner el peso hacia los talones, ponerse recto o cambiar la postura, por muy insignificante que parezca, puede hacer que el caballo cambie totalmente la percepción que tiene de ti y reaccione de forma diferente en los ejercicios presentados.
El principal objetivo es, sin hacer mucho, tener un caballo más ligero con el que poder obtener un gran resultado. Hay que llegar a conectar de una manera más profunda cuando está en movimiento ya que tendrá una percepción diferente de tus intenciones y habrá que ser más preciso en cómo, cuándo y dónde actuar. Estas directrices nos enseñan que, con poco, uno puede llegar a obtener un gran resultado técnico, físico y mental.
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